Aún más cuentos o el vicio de la escritura

Ayuno, la puerta de entrada a la autocuración

La hipótesis (aún no hay suficientes estudios formales para llamarla teoría) es que consumimos ilimitada e irreflexivamente alimentos cuando fuimos construidos para obtener beneficio de la carestía. Esta breve presentación del ayuno como la puerta de entrada a la autocuración considera que los núcleos celulares en nuestros organismos funcionan como pequeñas máquinas de Turing biológicas recibiendo sus instrucciones de las cadenas de genes. También considera que el tiempo de transición de la actividad dentro de los eslabones de las cadenas de genes ocurre en lapsos de 2 a 5 días.

La naturaleza funciona en ciclos de abundancia y escasez. Hay y deja de haber para nuevamente haber después. Parece ser que la evolución, en sintonía con estos ciclos naturales, ha llevado a nuestro cuerpo a desarrollar mecanismos para almacenar nutrientes en los tiempos de abundancia y aplicar los procesos de mantenimiento y curación en los tiempos de privación. Los eslabones en las cadenas de genes que gobiernan al metabolismo tienen gran actividad y permanecen en su tarea mientras haya qué comer. En tanto el organismo consigue almacenamiento de nutrientes, los procesos del mantenimiento celular quedan postergados. Los importantes procesos curativos tienen luego su oportunidad cuando la naturaleza pasa a tiempos de carestía. Cuando el organismo deja de nutrirse, la actividad en las cadenas de genes conmuta a eslabones donde radican los procesos del mantenimiento y la protección celular.

Mas han llegado los tiempos modernos. La desintoxicación, el procesamiento de las grasas acumuladas, la reconstrucción celular que se realizaban cuando el cuerpo no se alimentaba, han quedado relegados permanentemente dentro de nuestra era moderna. El alimento en exceso y sus eficaces métodos de preservación nos han permitido, durante los últimos siglos, ingerir comida continuamente. Comemos, comemos, comemos y los procesos curativos caen en el olvido. Aún las personas delgadas que limitan su ingesta diaria, yo soy uno de ellas, están omitiendo utilizar los eslabones en las cadenas de genes que reconstruyen sus tejidos al comer ininterrumpidamente.

Si la hipótesis es correcta, la forma más sencilla para activar la sanogenesis celular y lograr proteger nuestro organismo del deterioro y las enfermedades es dejando de comer. Algunas religiones recomiendan un día al año. Bajo rigurosa vigilancia médica, las clínicas de ayuno que comienzan a popularizarse en los sistemas de salud europeos aconsejan 12 a 20 días. Yo intentaré seis. He iniciado la preparación practicando el ayuno intermitente con lapsos de abstinencia cada vez mayores. Primero fue un alimento, luego fueron dos; mi siguiente paso será un día completo. Puedo reportar que cada vez siento menos atracción por la comida y cada vez me siento satisfecho con menos alimento.


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