Aún más cuentos o el vicio de la escritura

Consciencia

Un joven guerrero Samurái, interrumpiendo la meditación de un anciano maestro Zen, le requirió le enseñara sobre el cielo y el infierno. Sin voltearse a mirarlo, despectivamente, el maestro pronunció con tono de disgusto: "¿Enseñarte a ti, ignorante? Dudo mucho que entendieras nada de la tierra sobre la que estás parado, aún menos sobre el cielo o el infierno. Necio, ¿cómo te atreves a interrumpirme? No vales ni el acero del que está forjada tu katana." Sorprendido el joven guerrero, sintió que aquellos insultos hacían bullir un volcán en sus entrañas. Enfurecido desenvainó su sable y lo alzó dispuesto a descargar un golpe fatal sobre aquel imprudente e hiriente ermitaño. Sus manos, la empuñadura y toda la espada, temblaban de rabia. El anciano con voz suave dijo entonces: "eso que sientes es el infierno". Desconcertado el guerrero Samurái bajó el arma. Había comprendido que el maestro tenía razón y había cumplido la mitad de su demanda. Profundamente conmovido se inclinó para retribuir con una reverencia al hombre que acababa de enseñarle una lección. Volviendo su rostro hacia el guerrero y esbozando una ligera sonrisa, el maestro dijo gentilmente: "y eso que sientes, ahora, es el cielo." Este es un antiguo relato japonés.

Sentir no es malo, incluso si lo que se siente es odio, pasión desbocada, ira, deseos de revancha, enamoramiento indebido, codicia, depresión, miedo, envidia, tristeza, lujuria. Sentir no es malo, dejar que el sentimiento nos gobierne y dirija nuestras acciones, eso sí es malo. El sentimiento razonado es consciencia aún cuando el razonamiento no sea certero. Si reflexionamos antes de actuar y analizamos luego el desenlace nuestro razonamiento será mejor en la siguiente ocasión. Actuar guiados solamente por el sentir es actuar como sacos de átomos siguiendo las leyes del determinismo, es actuar como animales. Actuar pensando en por qué lo hacemos, cómo lo hacemos, para qué lo hacemos, qué puede ocurrir, nos hace humanos.

Sentir no es malo, dice mi Guadalupe, lo que hagas con el sentimiento eso sí puede serlo. Sentir es como el lodo, me inspira Thich Nhat Hanh, pero del lodo puede nacer una impoluta flor de loto, así de un sentimiento retorcido puede nacer una bella acción. Existir sin examinar nuestro proceder cotidiano, me inspira Sócrates, es vivir una vida inútil, pues estamos declinando el derecho y la obligación para los que fuimos creados. No importa lo que hagas en la vida, me inspira Confucio, con tal de que lo hagas con plena consciencia. Los pecados del hombre débense a su falta de carácter y no a otra cosa, me inspira Maimónides, así el conocimiento, la concepción de ideas, el dominio de pasiones y deseos, la facultad de distinguir lo que debe preferirse y lo que debe rechazarse, lo debe el hombre a su consciencia y solamente a su consciencia.

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