Aún más cuentos o el vicio de la escritura

En la frontera del entendimiento - parte 2

Hace algunos años propuse un experimento imaginario. Se trataba de un dado que se dejaba caer bajo condiciones controladas (el cuento que escribí al respecto puede encontrarse en internet y se llama Un dado que cae siempre cuatro (1)). En tal experimento se consigue eliminar el azar controlando todas las variables que intervienen en el lanzamiento de un dado. O al menos, todas las que mi limitado entendimiento percibía. La indeterminabilidad por ausencia de determinables como lo llamo yo, o azar como lo llaman otros autores, comienza a hacer su aparición en tal experimento imaginario cuando dejamos de controlar las variables que intervienen en el proceso. Para hacer más clara esta afirmación presentaré un ejemplo: cuando ya no podemos precisar cómo el aire contenido en la cámara puede afectar a los alvéolos del dado labrado pues hemos introducido al experimento un dado que no tiene los puntos pintados, entonces nos encontramos en que nuestra ciencia es incapaz de precisar cómo se comportará el dado, más no por ello el dado deja de obedecer leyes físicas. Los alvéolos o huecos labrados que presentan los objetos que viajan por el aire crean microcorrientes que modifica la aerodinámica del objeto. Esto es conocido por los fabricantes de bolas de golf y es esta la razón de que sus pelotas muestren tantos alvéolos en su superficie. Hemos podido aprender cómo el flujo del aire se modifica en las cavidades de las pelotas de golf. Podemos aplicar este conocimiento a los puntos en un dado labrado y recobrar entonces nuestra capacidad de adivinación. Quizás podamos comprender en un futuro no lejano como interaccionan las partículas cuánticas para reprimir o inducir las expansiones del campo y cómo ocurren las reconcentraciones granulares o como los llama la física: colapsos de la función de onda.

Bien, decía que si dejamos sin control tales variables comenzaremos a obtener resultados del lanzamiento que seremos incapaces de predecir. Si continuamos dejando fuera de nuestro control variables participantes en el fenómeno, mayor será la indeterminabilidad por ausencia de determinables en el proceso y mayor será la percepción que nuestro discernimiento advierta como azar. Llegará el punto en el cuál nuestro cerebro, nuestros sensores electrónicos, nuestros instrumentos de medición, nuestras computadoras y herramientas de cálculo ya no serán capaces de determinar cuándo ocurre cada fase del fenómeno ni cómo ocurre, pero ello no significará que el dado, la partícula cuántica o la biología evolutiva no estén aún obedeciendo leyes universales. El azar y la teoría de las probabilidades son paliativos a los que hemos recurrido para mitigar nuestra carencia de datos relacionados con el fenómeno estocástico; expresando de una manera elegante: que no tenemos la más remota idea de cómo va el asunto. Tal ocurre porque nos encontramos ya en la frontera del entendimiento.

El principio de incertidumbre de Heisenberg y la función de onda de Schrödinger son soluciones aproximadas aunque no por ello debemos dejar de utilizarlas. Son hasta el momento las mejores herramientas con que contamos para evaluar y comprender situaciones y comportamientos de la mecánica cuántica. Es importante, sin embargo, no perder de vista que son sólo eso: soluciones aproximadas. El azar no existe, la mecánica cuántica actual es sólo el modelo con que contamos para explicarnos los fenómenos del mundo subatómico.


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