Aún más cuentos o el vicio de la escritura

Hipótesis del campo unificado

Comencemos primero con una advertencia razonable. Ésto no es una hipótesis científica puesto que sus ideas y postulados no se basan en ningunas mediciones experimentales, tampoco en modelo matemático alguno. Reflejan solamente las fantasías de un autor de ciencia ficción que las ha arrastrado por más de cincuenta años. Ésto es, tan solo, un ejercicio de la imaginación.

Continuemos luego con las necesarias suposiciones, pues toda hipótesis bien estructurada ha de contenerlas. Primera suposición: existe la fuerza exégira; aquella fuerza ya mencionada previamente en otros de mis cuentos. Esta fuerza reduce la atracción gravitatoria en el plano ecuatorial de los grandes cuerpos celestes. Es apenas perceptible en planetas gigantes y estrellas; debe ser detectable en cuerpos como los agujeros negros. Es responsable de los discos de acreción de los sistemas planetarios y de las galaxias. Es causante de los brazos espirales de las galaxias de este tipo donde el astro que la ejerce ha sufrido inclinación con respecto al disco de acreción. Segunda suposición: existen los gravitones, aquellas partículas cuánticas responsables de la presencia de los campos gravitatorios que emergen de los cuerpos con masa. Cuando una partícula subatómica captura un gravitón sufre un jalón en la dirección de propagación del gravitón. Tercera suposición: La gravedad es una fuerza y no una curvatura del espacio. Opera del mismo modo como lo hacen las otras fuerzas físicas intercambiando, entre los cuerpos con masa, partículas cuánticas. Se manifiesta, al igual que la fuerza exégira, por medio de los gravitones. Cuarta suposición: las partículas cuánticas se expanden y se contraen. Mientras no exista interacción de una partícula con otra, cada ente subatómico tenderá a hincharse como un globo al que se le inyecta aire; de igual forma como, la evidencia indica, lo hace nuestro universo. Quinta suposición: las partículas cuánticas son susceptibles de determinados tipos de interacciones que provocan contracciones súbitas a sus expansiones.

Bajo tales suposiciones, un electrón en un átomo no se movería en órbita circular alrededor del núcleo, ni tampoco aleatoriamente dentro de su nube electrónica; sino que se expandiría desde su posición original inflándose como un globo. Llegaría el momento en que la expansión del electrón chocaría con la expansión de otra partícula; probablemente, algún fotón o gravitón proveniente del núcleo atómico o un electrón vecino. Este encuentro provocaría que tanto el electrón como la partícula que interfiere se contrajeran súbitamente sufriendo jalón o empujón por causa de la interacción. El electrón volvería a otra posición cuántica permitida dentro de su nube electrónica original, aunque no necesariamente la misma, reiniciando así el ciclo. Ya sea que el comportamiento de los súbditos del reino atómico obedezca a un esquema como el propuesto aquí o cualquier otro, la nueva ubicación dónde el electrón podrá ser encontrado dependerá de múltiples factores como la posición y estado que guarden cada uno de los otros miembros del átomo y cada una de las partículas externas que interactúan con él, como sería el caso de fotones visitantes y átomos vecinos. Tantos participantes harían del átomo un sistema complejo donde las variables y sus valores iniciales serían indeterminables para la ciencia actual.

Así descritas las partículas subatómicas, podríamos entonces explicar fácilmente el fenómeno de multilocalización. Las partículas parecerían estar en varios sitios simultáneamente, porque estarían en varios sitios simultáneamente en la fase en que se hinchan. También el experimento de dualidad onda-partícula de De Broglie podría ser explicado de manera sencilla si introducimos un factor externo. Las partículas se comportarían como ondas cuando se encontraran en su estado de expansión. Los patrones que se obtendrían entonces serían similares al que producen las ondas líquidas. Ellas se comportarían como corpúsculos cuando se encontraran en su estado granular. El factor adicional se requiere para explicar el porqué los proyectiles parecen saber cuándo se les está midiendo. Este factor, propongo, sería la consciencia. Lo que nos llevaría a la conclusión de que la consciencia interactúa con la materia de manera tangible. El salto cuántico que presentan los electrones cuando un fotón interactúa con un átomo está explicado implícitamente en el comportamiento expansión-contracción.

Continuando con las deducciones. Del mismo modo como la fuerza magnética es una resultante rotacional de la fuerza eléctrica que queda representada matemáticamente en las ecuaciones de Maxwell, la fuerza exégira lo sería de la fuerza gravitacional y así también la fuerza nuclear débil, de la fuerza nuclear fuerte. En el primer par de fuerzas mencionadas existen dos polaridades, a saber: norte y sur, positivo y negativo. De igual forma, existiría en el segundo par de fuerzas sólo una polaridad: repulsión o atracción. Y no existiría polaridad en el tercero. Sería entonces posible proponer para cualquier par de fuerzas una sola ecuación de campo. Esta sería una ecuación general de la que podrían deducirse matemáticamente las ecuaciones de Maxwell para el campo electromagnético si se aplicara el valor de polaridad dos. También podrían deducirse ecuaciones similares para el campo exégiro-gravitacional y, así mismo, ecuaciones para el campo nuclear débil-fuerte. De tal ecuación del campo unificado sería posible consecuentemente deducir soluciones para campos con valor de polaridad tres. No nos sería difícil relacionar las ecuaciones de polaridad tres con las partículas subatómicas que forman la materia. Si tal ecuación general del campo pudiera ser establecida, existirían entonces soluciones para valores de polaridad cuatro, cinco y más. He llamado cuadriones y pentiones a las partículas de esas primeras soluciones y he querido relacionarlas con la consciencia. La consciencia, hemos de recordar del experimento de De Broglie, interactúa tangiblemente sobre la materia y seguramente lo hace también sobre otras consciencias.

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