Aún más cuentos o el vicio de la escritura

Niveles de inspiración

Escribo este cuento continuando con los razonamientos inspirados por el libro "Las sombras de la mente" de Roger Penrose sobre la consciencia.

La inspiración casi divina que en ocasiones demuestran los académicos al conjugar creatividad y pensamiento lógico-matemático para resolver los teoremas numéricos surge, pienso, de la maravillosa capacidad que la intrincada red neuronal de nuestra cabeza tiene para relacionar ideas y conceptos. De alguna misteriosa forma, dentro de nuestro cerebro, se conjugan inteligencia y creatividad. Llamemos a esta inspiración nivel uno. Podríamos explicarnos este nivel de inspiración mediante las conexiones de axones y dendritas entre las neuronas cerebrales. Esta es la capacidad que desarrolla el practicante de cualquier arte o ciencia a través de la constancia. Es, yo propongo, lo que llamamos maestría. La repetición de un oficio distribuye el conocimiento en un mayor número de neuronas en nuestro cerebro y entonces la probabilidad de que la inspiración nivel uno ocurra se incrementa. En otras ocasiones, sin embargo, la combinación inteligencia-creatividad también resulta insuficiente para hallar esa hebra inicial. La demostración del teorema quedará entonces archivada para posteriores generaciones de académicos quienes ejercitarán sus neuronas buscando resolverla. Ejemplo de esto es el problema griego de la cuadratura del círculo. La inspiración que resuelve tales encrucijadas surgirá, quizás, de nuevos teoremas convertidos en herramientas de análisis o de la creatividad científica ganada durante los años de archivo del teorema no resuelto; pero seguirá siendo una inspiración del nivel uno. Sucede, en problemas aún más escabrosos, que aún el tiempo no será cura suficiente. Nuestro adagio el-tiempo-cura-todos-los-problemas habrá fallado. En estos casos será necesaria la intervención de una chispa de genialidad. La imagen de un chupamirto libando néctar de una flor podría, quizás, ayudar a un astrofísico a comprender la relación que se establece en un sistema binario entre una estrella gigante roja y un agujero negro. Consigo explicarme este nivel de inspiración mediante la participación de varios componentes de mi modelo de consciencia. El par creatividad-inteligencia recibirá ayuda, tal vez, de la capacidad de atención al entorno, de la sensibilidad musical, de la percepción espacial, de la creatividad artística o de varios elementos de la consciencia a un mismo tiempo. La capacidad cerebral toda podría llegar a trabajar unificada. En el nivel dos de inspiración las conexiones axonales por sí solas no podrán explicar tal mecanismo. Aún cuando se dice que algunos axones pueden alcanzar longitudes macroscópicas, me gusta más la explicación mediante la riqueza bioquímica del medio donde circulan los mensajes electroquímicos entre las neuronas. (Se necesita mucho combustible o un motor muy eficiente para lograr recorrer grandes distancias sin quedarse varado en el camino.) Hemos llamado genios a los pensadores capaces de tales chispazos de inspiración. El profesor Penrose no ha mencionado niveles de inspiración en su libro y ha pasado de su refutación de la máquina de Gödel al planteamiento de una explicación de la consciencia mediante fenómenos cuánticos. Asunto que yo considero como el nivel tres de la inspiración.

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